Hoy juego un clásico de clásicos. A Zelda se le ocurrió la excelente idea de romper una de las tres piezas de la trifuerza en ocho partes (como si tres no fueran suficientes) y ahora tengo que arreglar su pendejada. Peleando contra prostitutas voladoras, dinosaurios desnutridos y discutiendo con un montón de ancianos que solo buscan estafarnos una y otra vez, meabriré camino para agarrarme a vergazos contra el marrano gigante.